XXIII
Hoy he roto mis poemas,
cansado de tanto pensar.
He pensado en mi tristeza,
no puedo dejar de llorar.
Ayer encontré mi alma llena,
de muerte y de odio al pensar,
que nada cura ya mi pena,
que nada puedo ya esperar.
Volveré a escribir por ella,
palabras más bellas que el mar.
¡Qué lo escuchen las estrellas!
Por ella, volveré a amar.