miércoles, 14 de marzo de 2012 - , , , 0 comentarios
II

La luna se manchó de sangre,
de negro se tiñó el mar,
Dios murió al enterarse
que has dejado de soñar.

Así siguió ella adelante,
así quiso ella escapar.
Jamás olvidaré aquel instante,
en que me dejaste de mirar.

¿Por qué mentiste? Lo juraste:
"El cielo aún puede esperar"
"Siempre juntos", me engañaste,
no contaste la verdad.

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