XXII
Aquella noche miré al cielo,
seguí caminando sin más.
Se apoderaba de mí, un inmenso miedo,
y cerré los ojos para llorar.
La luna era mi único consuelo,
el sol ya dejó de brillar,
y a veces siento que muero,
cuando pienso en aquel día fatal.
Siempre pienso en cada instante,
¡No entiendo qué pudo pasar!
Ahora nada es como antes,
ya nada será nunca igual.
Las estrellas caminan por el cielo,
se marchan a otro lugar,
y yo aquí, tan solo me quedo,
soñando y volviendo a soñar.
2 comentarios:
Hola te felicito por tu pagina, es un lugar para ir a refugiarse un rato y leer para entrar en una abstracción que crea un momento de disfrute intimo y único.
Saludos
Muchas gracias por tus comentarios, perdona la demora en contestar, pero la vida últimamente se me había complicado un poco y casi no he tenido tiempo para nada...
Saludos desde Cabo de Palos!
Publicar un comentario